Todos (o si no la mayoría de los que estéis leyendo esta entrada) habrá
visto a algún famoso o a algún amigo echarse así porque sí un buen cubo de agua
con hielo en la cabeza y, a su vez, nominar a 3 o más personas para que hagan
lo mismo.
La acción en sí tiene una meta: recaudar fondos para la lucha de una
enfermedad degenerativa llamada ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) Lo que
surgió como una bonita y humilde campaña para que se diera a conocer esta cruel
e intratable enfermedad, se ha convertido en una acción frívola que se realiza
por pura y simple "moda"
- Una parte importante de las
personas que han realizado este reto ni sabía por qué se echaba el cubo de
agua ni sabía que era la enfermedad de ELA. Por lo tanto, te mojas, pero
no se recauda lo suficiente para investigar.
- Se está haciendo una campaña
ruin y demagógica en contra de esta propuesta.
A
continuación voy a exponer estos dos puntos que van íntimamente ligados:
Si te mojas
y no sabes por qué, es normal que no dones nada. Pienso que tampoco se ha
explicado con suficiente claridad porqué te empapas de agua, pero tampoco te
has preguntado el por qué. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Lo
haces y punto.
Hay veces
que nos deberíamos preguntar qué estamos haciendo y por qué lo estamos
haciendo, si no, es inútil que campañas cómo esta salgan a delante, aparte de
que luego se hace leña de un árbol que nosotros mismos hemos tirado.
Observad la
siguiente imagen. ¿Dura, no? Pensándolo por un lado, podríamos deducir:
"¡Qué mala y egoísta es la sociedad occidental! ¡Nosotros tirándonos cubos
de agua a la cabeza y los pobres niños de áfrica pasando sed!"
No seamos
demagogos. Ni hipócritas.
Vale, muy
bien. Juguemos pues con la sensibilidad de la gente. ¿Sabéis la cantidad de
comida que se tira en un país desarrollado (y no hablo sólo de los restaurantes o supermercados)? Con esa comida se podría alimentar de sobra a toda la población humana. Pero claro, nos mojamos para concienciar y recaudar sobre una enfermedad y ya somos peores que el diablo.
Lo reconozco, soy una persona en ocasiones muy extremista, pero hay que saber dónde se sitúa el equilibrio, hay que pararse y reflexionar en que no todo es un circo o una moda ni en que todo es tan malo y dramático.
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