miércoles, 3 de septiembre de 2014

El por qué del Ice Bucket Challenge

Todos (o si no la mayoría de los que estéis leyendo esta entrada) habrá visto a algún famoso o a algún amigo echarse así porque sí un buen cubo de agua con hielo en la cabeza y, a su vez, nominar a 3 o más personas para que hagan lo mismo.
La acción en sí tiene una meta: recaudar fondos para la lucha de una enfermedad degenerativa llamada ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) Lo que surgió como una bonita y humilde campaña para que se diera a conocer esta cruel e intratable enfermedad, se ha convertido en una acción frívola que se realiza por pura y simple "moda"
  • Una parte importante de las personas que han realizado este reto ni sabía por qué se echaba el cubo de agua ni sabía que era la enfermedad de ELA. Por lo tanto, te mojas, pero no se recauda lo suficiente para investigar.
  • Se está haciendo una campaña ruin y demagógica en contra de esta propuesta.
A continuación voy a exponer estos dos puntos que van íntimamente ligados:

Si te mojas y no sabes por qué, es normal que no dones nada. Pienso que tampoco se ha explicado con suficiente claridad porqué te empapas de agua, pero tampoco te has preguntado el por qué. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Lo haces y punto.
Hay veces que nos deberíamos preguntar qué estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo, si no, es inútil que campañas cómo esta salgan a delante, aparte de que luego se hace leña de un árbol que nosotros mismos hemos tirado.

Observad la siguiente imagen. ¿Dura, no? Pensándolo por un lado, podríamos deducir: "¡Qué mala y egoísta es la sociedad occidental! ¡Nosotros tirándonos cubos de agua a la cabeza y los pobres niños de áfrica pasando sed!"
No seamos demagogos. Ni hipócritas. 
Vale, muy bien. Juguemos pues con la sensibilidad de la gente. ¿Sabéis la cantidad de comida que se tira en un país desarrollado (y no hablo sólo de los restaurantes o supermercados)? Con esa comida se podría alimentar de sobra a toda la población humana. Pero claro, nos mojamos para concienciar y recaudar sobre una enfermedad y ya somos peores que el diablo.

Lo reconozco, soy una persona en ocasiones muy extremista, pero hay que saber dónde se sitúa el equilibrio, hay que pararse y reflexionar en que no todo es un circo o una moda ni en que todo es tan malo y dramático.

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