Estos días he estado empapándome de cada resquicio que Lorde
ha dejado en su nuevo disco (Melodrama). He llorado con cada una de las canciones que la
artista neozelandesa pareciera que ha escrito íntegramente para mi. Supongo que
las inquietudes de la muchacha también son las mías y es por esto por lo que me
siento tan identificado con las pinceladas de tal obra maestra.
De hecho, ahora mismo estoy escuchando su música y
derramando lágrimas como un poseso. Ya no sé si esta tristeza que me embriaga
es por lo identificado que me siento con ella o simplemente porque me estoy
dando cuenta de que carezco de talento en alguna materia de la vida.
¿Cómo ella, siendo tan sólo unos meses mayor que yo, ha
podido crear semejante disco? (que por cierto, Pure Heroine tampoco se quedaba
atrás) En realidad es una respuesta que estoy intentando buscar desde que
escuché por primera vez el disco.
No dejo de pensar que en algo tendré que ser bueno (digo yo,
¿no?) pero me queda por buscar el qué. Lo he intentado con una de mis pasiones
más reconocidas, que es la informática, pero el chasco ha sido mayúsculo. Sé
que no debería preocuparme por suspender, pero ya lo hago cuando he dedicado
tiempo y esfuerzo a una cosa que me gusta y en la que se supone, voy a dedicar
el resto de mi vida.
No se hacia dónde navegará este barco ahora, ni siquiera sé
si mañana se despertará el capitán, sólo sé que se muere de envidia (sana, por
su puesto) se ver a gente cumpliendo sus sueños. Y yo aquí, encerrado en mí
mismo (principalmente) y en una ciudad provinciana que me ata con los barrotes
de la indiferencia. Necesito salir y respirar aire fresco, viajar y conocer a
gente que me llene, gritar, reír y llorar a partes iguales. Hay muchos expertos
que hablan sobre estos temas. Y por supuesto, dicen que es porque somos milenials,
la generación con menos autoestima de todas y menos abierta socialmente,
porque, sorpresa, cagamos hasta con el móvil en la mano.
Necesitamos liberar la
fiera que hay dentro de nosotros, quitarnos de prejuicios, deconstruirnos,
pensar por nosotros mismos y sobre todo, buscar la felicidad en la intimidad de
cada pequeño detalle que nos da la vida.
Sé que no soy el más indicado para hablar de esto, pero os
juro que lo estoy intentando.
“Todas las cosas que tomamos nos hacen jóvenes y desvergonzados, ¡envíanos a lugares perfectos!” - Perfect Places
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